Corte Suprema no puede imponer que un presidente acate sus fallos: Barrett

La nominada del presidente de Donald Trump a la Corte Suprema, la jueza Amy Coney Barrett, dijo el miércoles, en su tercer día de audiencia ante el Senado, que aunque nadie está por encima de la ley, el máximo tribunal no tiene el poder para hacer cumplir sus decisiones.

La jurista enfrentó en su segundo día de cuestionamientos por parte de los senadores, después de una larga sesión el martes en la que evadió las preguntas de los legisladores sobre temas clave como los derechos reproductivos, la Ley de Cuidado de Salud Accesible, más conocida como Obamacare, y las elecciones.

El senador demócrata Patrick Leahy le preguntó a Barrett si un presidente se debe a las órdenes de un tribunal y si la palabra de la Corte Suprema es final, a lo que Barrett respondió que la “ni la Corte Suprema, ni ninguna corte federal tiene el poder” para hacer cumplir sus mandatos, por lo que “dependen de las otras ramas del gobierno”.

El presidente Trump enfrenta una investigación criminal en Nueva York sobre sus negocios y su equipo legal busca frenar en la Corte Suprema un intento por parte del fiscal de Manhattan por obtener sus registros financieros.

En los últimos tiempos, algo más de media decena de allegados y exsocios del presidente Trump han sido condenados por diversos crímenes, en su mayoría derivados de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la influencia rusa en la campaña presidencial del 2016. Trump ha concedido indultos presidenciales a varios de esos aliados y amigos.

Barrett evadió la pregunta del senador Leahy sobre el alcance de la capacidad de un presidente para conceder indultos, incluyendo la posibilidad de perdonarse a sí mismo.

“Hasta donde sé, la cuestión nunca ha sido litigada (…) e invita a un análisis legal sobre cuál es la magnitud del poder de indulto”, dijo la jurista.

“Desvergonzadamente pro-vida”

A pesar de que durante la audiencia del martes Barrett evitó responder preguntas sobre su postura respecto al aborto, frente a una posible revisión por parte de la Corte Suprema del emblemático fallo Roe vs Wade —que de facto legalizó el aborto en EE.UU.—, el senador republicano y presidente de la Comisión Judicial de la Cámara Alta, Lindsey Graham celebró una nominación “desvergonzadamente pro-vida”.

“Esta es la primera vez en la historia estadounidense que hemos nominado a una mujer quien es desvergonzadamente pro-vida y abraza su fe sin excusarse”, dijo el senador de Carolina del Norte. “Y será una gran señal para todas las mujeres jóvenes que quieran, que compartan su visión del mundo de que hay un puesto para ellas”.

Ayer, Barret hizo énfasis en su visión de que el caso de Roe vs Wade no es un “súperprecedente”, es decir, un fallo que está tan aceptado que ninguna persona o actores políticos buscan impugnarlo.

Barrett, de 48 años, aseguró el martes que no tiene “una agenda” y que, de ser confirmada, abordará cada caso que se le presente conforme vayan siendo aceptados en la Corte. Ante la frustración de los legisladores demócratas, la jurista repitió una y otra vez que su plan es “adherirse al Estado de derecho”.

Uno de los puntos más polémicos fue la posibilidad de que el presidente retrase las elecciones y de que los resultados de los comicios lleguen a la Corte Suprema. Al respecto, Barrett se negó a responder si se desvincularía de los casos que tengan que ver con el proceso electoral y no se pronunció sobre si el presidente tenía el poder o no de posponer las elecciones.

La jueza fue nominada el mes pasado por el presidente Donald Trump para cubrir la vacante dejada por la fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg. La oposición critica la rapidez y el momento en el que los republicanos desean confirmar a Barrett: a menos de un mes de las elecciones.

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