El pívot, que no jugaba desde abril de 2021, se lució en el primer partido de pretemporada de los Golden State Warriors.
Si algo se repite hasta la saciedad es que pocas conclusiones se pueden sacar de la pretemporada. Sobre todo, si se trata del primer partido. Pero del periodo de preparación sí que se pueden desprender buenas impresiones. Como la que dejó James Wiseman en el primer encuentro de los Warriors contra los Wizards, con triunfo para los de la Bahía (96-87).
La sobresaliente actuación del pívot, rozando el doble-doble con 20 puntos, 9 rebotes y una asistencia en 24 minutos de juego, no se puede pasar por alto ya que se trataba del retorno del número 2 del draft de 2020, quien, sin contar la Summer League, no había pisado la cancha desde abril de 2021 por una lesión meniscal de la pierna derecha que le dejó en blanco toda la temporada pasada.
Wiseman, de sólo 21 años, era y es uno de los mejores prospectos de su generación hasta que esa rotura de menisco -siempre molesta, y, sino, que se lo pregunten a Lonzo Ball-, le interrumpió. En la campaña 20-21, su primera en la NBA, registró 11,5 puntos y 5,8 rebotes en sólo 21 minutos de juego hasta el parón.
Pero si alguien define el concepto de equipo son estos Warriors y el equipo de Steve Kerr alcanzó el anillo sin añorar a Wiseman, algo a lo que también contribuyó el paso adelante de Kevon Looney, oportuno al darlo sobre todo en ‘play-offs’. Aún así, es indiscutible que la recuperación del ‘center’ de 2,13 supone toda una bendición para la franquicia de San Francisco, que aparte de puntos y rebotes sumará distribución de juego con el interior.
Wiseman será un valioso complemento a hombres como el propio Looney, Jonathan Kuminga y el respetado Draymond Green en la pintura y, sin ir más lejos, dará la oportunidad de Kerr de alinear quintetos más físicos con el mismo Wiseman en el ‘5’ y Green en el ‘4’.