El conjunto barcelonista se descompone en defensa y es castigado con cierta facilidad por los goles de Lemar y Suárez.
Barcelona parece estar entrando en una mala racha tras su pésimo resultado en Champions League. Los de Ronald Koeman cayeron en el Wanda Metropolitano 2-0 ante el Atlético de Madrid que tuvo en Luis Suárez a un auténtico pistolero con una asistencia y el gol de la sentencia. Desde el palco y con un teléfono en mano, Koeman trató que ponerle resistencia a su rival, sin pensar que esa imagen se convertiría en el posterior festejo de Suárez, jugador que en el 2020 se despidió del conjunto blaugrana con una llamada.
Tras una serie de avisos, Atlético de Madrid encontró su recompensa con la anotación de Thomas Lemar (23′) que desequilibró al Barça y hasta provocó una fuerte discusión entre Gerard Piqué y Sergio Busquets por el tema de la marcación al jugador que emprendió una larga carrera para culminar la jugada, del mismo Suárez, en el fondo de las redes.
Antes de irse al vestidor, Madrid intentó sentenciar y hundir al Barcelona con la chance del charrúa, pero lamentó haber enviado su disparo a un costado de la meta de Ter Stegen. Ese disparo solo fue de preparación, pues antes del silbatazo del medio tiempo, Suárez colocó el 2-0 a los 44‘. El exfutbolista blaugrana ofreció disculpas, pero no pudo evitar la felicidad de su anotación que fue producto de una gran recepción de la pelota que le sirvió Lemar.
No hubo manera en la que Barcelona se viera con posibilidades de acortar distancias para emprender el empate y luego hacer la remontada. Mientras Koeman ejecutó cambios con la entrada de Riqui Puig, Luuk de Jong y Ansu Fati, Diego Simeone se dedicó a animar a su afición para hacer del Metropolitano un auténtico infierno. De esta manera, el marcador no se movió más y la victoria fue colchonera, con revancha de Suárez incluída.