El Espanyol sigue en el pozo. Tras seis derrotas consecutivas, el equipo de Luis García sumó ante el Cádiz un punto con sabor a derrota. Dos postes de Joselu -los blanquiazules llevan 15 en esta Liga- y varias acciones de mucho mérito de Ledesma evitaron que los pericos sumaran una victoria que era obligada. El Espanyol se va a la cama a dos puntos de la salvación, con un partido más y con ocho jornadas por delante. Complicado.
Que el Espanyol se jugaba la vida se supo antes incluso de que el balón echara a rodar. Se encargó de recordarlo la grada, encendida como en las noches importantes. Y esta lo era. Pero lo cierto es que, al menos durante la primera parte, a los pericos le pesó su situación. Más allá de algún intento de Melamed a balón parado –Ledesma evitó lo que hubiera sido un fantástico gol olímpico- al equipo se le notó muy angustiado. Acelerado, dando carreras innecesarias y llegando tarde y mal a muchos de los duelos. Baste señalar que para la media hora ya había tres defensas locales amonestados.
Hasta el descanso, el Cádiz siempre dio impresión de tener un plan mejor. Con sus lógicas carencias, pero cada vez que pasaba de mediocampo daba sensación de que algo podía ocurrir. Y pudo pasar si Sergi Guardiola no hubiera perpetrado dos errores consecutivos con todo a favor. Pifió en su primer intento remate y volvió a fallar con la puntera cuando el balón le cayó de nuevo franco para marcar.