Copa Libertadores 2022: Sporting Cristal de aniversario, 25 años de la mejor campaña de su historia en la Libertadores 1997

Sporting Cristal celebra 25 años de la mejor campaña de su historia en la Copa Libertadores. Aquí recordamos las mejores hazañas del cuadro rimense en la gloriosa edición de 1997.

Cada 13 de agosto es especial para Sporting Cristal. Ese día -un miércoles en 1997- marcó el final de la mejor campaña de los rimenses en la Copa Libertadores. Inolvidable para sus protagonistas, para sus hinchas, para el club… Hoy, tras 25 años transcurridos con exactitud, el pueblo celeste continúa rememorando las hazañas internacionales de esa temporada. Y no es para menos. Se trata, pues, de uno de los capítulos más gloriosos de su historia.

Aquella campaña histórica no fue ninguna casualidad. Sporting Cristal tenía el gran respaldo de haber sido tricampeón nacional en los años anteriores (1994-1996) y, además, venía cumpliendo un papel digno en Copa Libertadores: en 1995 llegó a cuartos de final y el año siguiente fue eliminado en octavos por el campeón de esa edición, River Plate.

Entonces, las expectativas estaban a tope en 1997. Balerio, Rebosio, Asteggiano, Bonnet, Soto, Julinho, Garay… Cristal había armado un equipazo -tenía además a Sergio Markarián en el banquillo- con el ambicioso objetivo de pelear por el título en la Copa Libertadores y así fue.

El cuadro del Rímac quedó emparejado con Alianza Lima, Gremio y Cruzeiro en el mismo grupo del torneo. Pasar a la siguiente ronda era una misión bastante complicada, pero los cerveceros no le temieron al desafío. Con grandes victorias ante los dos equipos brasileños en Lima, los dirigidos por Markarián lograron avanzar a los octavos de final. El resto es historia.

En octavos, Sporting Cristal se cruzó con el temible Vélez Sarsfield. Ganar en la ida en Lima se hizo imposible para los cerveceros. El empate sin goles dejó con cierta ventaja al equipo argentino para la vuelta en Liniers. Pero ya en la revancha, un gol agónico de Jorge Soto, quien había sido ninguneado por Chilavert días antes, dejó sin palabras al portero rival y le dio el pase al conjunto peruano tras el triunfo (1-0).

El siguiente contendiente fue Bolívar, que llegaba inspirado tras ganar la llave con un contundente 8-1 en el global. La altura fue el principal aliado del cuadro boliviano (ganó 7-0 en La Paz en octavos) y eso lo sabía muy bien Sporting Cristal, que hizo todo lo que pudo para que la desventaja no sea mucha.

“En ese tiempo no había teléfonos celulares, no estaba el tema de las redes, WhatsApp y todo lo demás. Y yo me acuerdo que había un partido justamente con Bolívar en La Paz. Aterrizamos en La Paz, llegamos al hotel y llegó un fax al hotel, diciendo que habían cambiado de sede y que se iba a jugar en Oruro, que es una ciudad más alta que La Paz. Imagínate a Markarián sacando cara por los suyos, que es lo normal. Y bueno, al último, agarramos un bus y nos fuimos en carretera con la música alegre y todo”, contó Miguel Rebosio hace unos meses a este Diario.

En Oruro, Sporting Cristal dejó la vida y, aunque perdió el partido, el marcador no fue abultado (2-1). Ya en Lima, los rimenses estaban obligados a ganar y protagonizaron una fantástica goleada (3-0) para alcanzar las semifinales de la Copa Libertadores. La final ya no era ninguna utopía a esas alturas.

En la semifinal se presentó otro duro rival para Sporting Cristal: Racing. El equipo argentino dejó en el camino al vigente campeón, River, y también al poderoso Peñarol. Sin duda alguna, los cerveceros la iban a tener difícil, pero no fue tanto así.

En la ida, en el Cilindro de Avellaneda, ambos equipos protagonizaron una auténtica batalla, que dejó en mínima ventaja a Racing por un marcador de 3-2. Ya en Lima, para la revancha, el equipo de Markarián volvió a sacar todo su potencial y se impuso con un contundente 4-1, logrando así su pase a la gran final.

Todo el Perú estaba unido por esas hazañas del Sporting Cristal en el 97′. La ilusión celeste era tan grande que ya nada parecía imposible. Pero en la definición del título tenía que medir fuerzas con nada menos que Cruzeiro, un rival al que ya se había enfrentado en la fase de grupos.

Entonces, el 6 de agosto en Lima, en medio de un repleto Estadio Nacional pintado de celeste, el equipo cervecero buscó la victoria, pero no la encontró con tanta tensión en el campo. Aunque gozó de oportunidades, el cuadro rimense no pudo adelantarse en el marcador (0-0) y todo se tuvo que definir en Brasil.

Siete días después, el 13 de agosto, Sporting Cristal intentó dar el batacazo en la casa de Cruzeiro y estuvo muy cerca de lograrlo. Los dirigidos por Markarián no se achicaron en Belo Horizonte y casi celebran con un rebote que dejó Dida y que Julinho, sin marca, no pudo aprovechar como quisiera. Se lo perdió. Los nervios de una final continental le traicionaron en el momento clave del partido.

Ya a los 54 minutos, el brasileño Elivelton sacó jugo de un rebote que dejó Cristal tras un córner y con un gran disparo a media distancia anotó el que fue el único gol del partido ese día, y que dejó a los rimenses sin el anhelado trofeo en sus manos.

La tristeza, obviamente, fue profunda en ese momento. Pero habían muchas razones para enorgullecerse de lo que había logrado el equipo celeste en ese año. Y las sigue habiendo, pues nunca más los rimenses protagonizaron una campaña igual a nivel internacional.

“La clave fue el grupo. Hubo una mezcla de experiencia, de jóvenes con experiencia y jóvenes que recién salían como en mi caso, que era mi primera Copa Libertadores. Y también estaban (Rubén) Díaz, (Ismael) Abrahamson, (Andrés) Mendoza, Carlos Zegarra, esos chicos que venían atrás de uno. Entonces, cuando nosotros no jugábamos la liga de aquí y teníamos que afrontar un partido importante de Libertadores, ellos jugaban acá. Se hizo un grupo espectacular, con una buena conexión de dirigentes, cuerpo técnico y futbolistas”, aseguró Rebosio a este Diario.

Después de 1997, Sporting Cristal solo logró superar la fase de grupos una vez en 2004 (octavos de final). El equipo rimense, más allá de su estabilidad económica y dirigencial actual, no ha podido competir como quisiera internacionalmente en los últimos años. Por ello, el histórico subcampeonato de América es un logro en el que se suele refugiar para inspirarse/motivarse a cumplir una gesta igual muy pronto. Eso es lo que la hinchada celeste más anhela.

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