En la columna anterior reflexionamos sobre nuestro estilo de vida. Las invité a identificar aquello que realmente valoran y quieren que sea parte de su vida. ¿Qué plano te resultó más fácil imaginar?, ¿familiar, social, físico, económico, emocional, laboral o espiritual?, ¿y el más difícil? y ¿por qué crees que será? Profundicemos aún más… ¿Qué pensamientos tuviste a medida que ibas pensando en tus sueños, en tus deseos? Intentá recordarlos ya que identificarlos es clave porque te dan la pauta de cuán cerca o lejos estás de alcanzarlos.
Te comparto algunos ejemplos que te pueden ayudar: Vayamos al plano físico. Quizá algo que realmente deseas es bajar de peso, tener más energía y sentirte más saludable. La emoción al visualizarte así te atrapa por unos segundos, sentís alegría, esperanza… ¿y luego?, ¿qué pensamientos surgen? ¡Lo voy a lograr!, ¡voy a salir a caminar 4 veces por semana, consumir menos azúcar!, ¡voy a armarme un plan! o ¡imposible!, ¡no tengo tiempo para hacer ejercicio y ¡no tengo plata para comer más saludablemente! Además, a mis hijos no les gusta ese tipo de comida… ¡imposible coordinar varios menús!
Vamos a otro ejemplo en el plano económico. Soñás con vivir un día a día más holgado financieramente… ¡qué sobre dinero! Mientras te imaginás todo lo que podrías hacer cuando sobra dinero una sonrisa de oreja a oreja se genera en tu cara… y luego, ¿qué pensamientos surgen? ¡basta de soñar en estupideces! Con todas las deudas que tenemos ¡imposible! o ¡hasta que mi pareja no genere más nunca vamos a lograr vivir mejor!, ¡imposible, con todo lo que cuestan los hijos! o ¿en este país? ¡imposible! y ¡con la crisis mundial que hay! ¡imposible!. O pensás ¡de alguna manera lo voy a lograr, ¡tiene que haber una solución!, ¿qué puedo hacer para generar más? o ¿cómo puedo gestionar mi dinero de manera diferente para que sobre?
¿Con qué tipo de pensamientos te identificás más? ¿con los que ven la posibilidad de lograr lo que querés o con los pensamientos limitantes?, ¿en quién depositás el cumplimiento de tus sueños? o ¿están limitados por otros…llámese estado, crisis mundial, pareja, hijos, suegros, etc?. Inclusive tu edad ¡ya es muy tarde! o te apropiás de TUS sueños, de construir la vida que VOS querés.
¡A mí me pasó! Durante muchos años soñaba con comprarnos nuestra casa y no me hacía cargo de realmente tomar un rol protagonista. Trabajaba y trataba de ahorrar lo más posible pero internamente mi creencia era que “la plata grande” para comprar la casa debía venir del varón, de mi marido y hasta internamente (después de mucho trabajo de autoconocimiento me di cuenta) que le reclamaba que no generara más (lo cual por supuesto afectaba el vínculo). ¿Y YO? Si yo soy la que tanto quiere la casa, ¿qué estoy haciendo?
Realmente me comprometí cuando me embarqué en mi propio proceso para desarrollar mi inteligencia emocional financiera y comencé a tomar un rol mucho más activo en cumplir mis sueños. ¡Hoy tenemos nuestra casa en donde la soñamos y como la soñamos! Me animé a dejar mi trabajo en relación de dependencia y me embarqué a emprender, a dedicarme a lo que me apasiona, a dar lo mejor de mí y como consecuencia cada vez genero más ingresos. Cada día vivo en mayor coherencia con lo que es realmente importante para mí. ¡Cada día me siento más agradecida, más tranquila, más feliz!
¿Cómo lo logro? ¡Me comprometo conmigo misma y no me rindo! Cuando las cosas no salen tal cual las quería me pregunto ¿para qué me “desvié” por acá (qué buena razón hubo), o ¿por qué esto “se cruzó” en mi vida? Y ahí comprendo, agradezco, sonrío y sigo. A veces cuesta más, otras menos. ¡Vamos que nunca es tarde! ¡Siempre podemos aprender, crecer y cambiar aquello que ya no queremos más en nuestras vidas y construir la vida que queremos! ¿Te comprometes a construir la tuya?
¡Contame! Escribime a info@valelaco.com o por IG, Facebook o LinkedIn ¡Nos vemos en la próxima columna!
“Si desarrollar tu Inteligencia Emocional Financiera TE es COHERENTE, ¡VALE!”