Migrantes, en su mayoría de origen venezolano, se incorporan a la vida laboral de la fronteriza Ciudad Juárez, en el norte de México, aunque mantienen su deseo de transitar hacia Estados Unidos.
Esta situación ocurre en medio del apoyo de las autoridades locales en el norteño estado mexicano de Chihuahua y la presión porque se incorporen a la formalidad en la economía mexicana, al ser un lugar de paso en su éxodo hacia el “sueño americano”.
En la mayoría de los casos, la ausencia de documentos como el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y la Clave Única de Registro de Población (CURP), son su principal impedimento para obtener un empleo formal, viéndose abocados a la informalidad, limpiando vidrios.