Hace unos días, las autoridades de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, mi casa de estudios, me invitó a que contara a los “cachimbos” o ingresantes sobre mi experiencia como egresada y la aventura que significó publicar mi primer libro, que nace de un par de cursos de la carrera de Comunicación y periodismo.
Me emocioné. No voy a mentir que fue un honor estar ahí presente para hablarle a aquellos chicos que recién inician la carrera que me ha dado tantas alegrías y que las seguiré teniendo.
Con las emociones vinieron los elogios por parte de la decana de la universidad y la directora de la carrera, quienes se acordaron de mí y me felicitaron por todo. Sin embargo, también con ello vino la nostalgia de los “hubiera”, de esas cosas que no hice en la etapa universitaria y también de lo que me perdí por la pandemia.
Lo mejor de todo no era que ellos hayan escuchado un poco de mi experiencia (que es mínima), sino que era un mensaje para mí, más que para ellos. Y no intento ser egoísta. Cuando me paré frente a la multitud, me di cuenta que no todos los días me digo lo mucho que he logrado. Para otras personas, quizá esto solo sea algo insignificante o algo que una más ha hecho, pero para mí ha sido una sueño cumplido.
Orgullosamente puedo decirme:
“Patty Nicole, has terminado una carrera universitaria, algo que la adolescente de 17 años no pensaba hacerlo entre tantas dudas sobre qué estudiar. También, te cuento que publicaste un libro, algo que la niña de 10 años con su primer cuento no imaginó. Imagínate que, además, las personas te buscan para que converses sobre ello. Y lo harás con mucho gusto, porque te emociona compartir historias y sobre lo poco que sabes. Vivirás lidiando con varias cosas y por tu salud mental tendrás que tomar algunas medicinas y descansar, pero disfrutarás los pequeños detalles que te harán feliz. Estoy orgullosa de ti”.
Parada frente a unas 60 personas, les dije a todos que una nueva etapa empieza y que no se preocuparan tanto porque al final todo sale bien si lo pensamos así.
“Aprovechen todos los recursos que tenga la universidad, todos, también a sus docentes y amigos. Imaginen proyectos y busquen hacerlo realidad. Están en primer ciclo, esto recién empieza”, así concluí mi mensaje, pero en realidad también me lo estaba diciendo a mí. “imagina, sueña, porque después de la universidad es otra etapa y esto recién empieza”.