Cuando escribo estas líneas se está realizando, en Beijing, el XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), que debatirá entre otros temas la consolidación de la agenda del presidente Xi Jinping, quien muy probablemente sea ratificado para un tercer mandato, como presidente de la República Popular China, poniéndolo casi a la misma altura de Mao Zedong.
En los 10 años que han transcurrido desde que el presidente chino y Secretario General del Partido Comunista Chino (PCCh) Xi Jinping asumió el poder, ha ampliado el papel del Estado más que cualquier líder chino desde Mao Zedong, quien gobernó entre 1949 y 1976. Si Xi asegura su aspirado tercer mandato de cinco años, y amplia su base de amigos en el poder, la influencia del estado sobre la sociedad y la economía crecerá, lo cual por la naturaleza del régimen no es malo, pero no ayudaría a la cohesión de la sociedad china pero sobre todo podría erosionar el control del poder del PCCh, en consecuencia, la capacidad de China para moverse en la arena movediza del escenario mundial lo que generaría algunas crisis, ya que el enfoque de confrontación de Xi hacia la diplomacia y los asuntos de seguridad nacional tensa aún más las relaciones de Beijing con Occidente.
Los sinólogos más importantes nos señalan que después de la muerte de Mao en 1976, el líder chino Deng Xiaoping instituyó una norma de liderazgo basado en el consenso para garantizar que China nunca más fuera dirigida por un solo individuo caprichoso y todopoderoso. Pero desde que asumió el cargo, Xi ha ayudado a destruir esa norma de 40 años al imponer una represión radical por parte del estado, asustando a los cuadros para que se alineen con sus políticas e ideología, al tiempo que empodero a los conservadores del PCCh, que apoyan un estado poderoso y son escépticos de Occidente, y envió a la clandestinidad a los liberales que están a favor de un nuevo enfoque: la gobernanza ligera y la apertura de China al resto del mundo.
Es menester tener presente que la importancia que reviste este congreso radica en que se lleva a cabo en un escenario político mundial de crisis, que va a concluir en la construcción de un nuevo orden mundial, en donde los principales protagonistas serian Estados Unidos y China, los dos jugadores más importantes en el comercio mundial y como señale en otro artículo, las distancias geográficas desde los años 90 se acortaron. Ahora todo queda más cerca.
Xi durante sus dos periodos de gobierno ha intentado inculcar un nacionalismo fuerte, y apego al PCCh, (96 millones de afiliados), así como a normas culturales conservadoras, a menudo en detrimento de la imagen global de China. El ejemplo más dramático es la diplomacia del “guerrero lobo” que describe el estilo agresivo de diplomacia adoptado por los diplomáticos chinos en este siglo XXI. En contraste con la práctica diplomática china anterior, el llamado «ascenso pacífico de China», que había enfatizado el evitar la controversia y el uso de la retórica cooperativa, la «Diplomacia del Lobo Guerrero» es más combativa, y sus defensores denuncian abiertamente las críticas a China en las redes sociales y en entrevistas.
A nivel interno, si bien se da por un hecho real la confirmación de XI para aun tercer mandato, su visión de China podría entrar en contradicción con el deseo de una sociedad socialista moderna ya que los pasatiempos modernos son descalificados y las plataformas sociales se desinfectan de conversaciones significativas y/o agradables. Algo similar a lo que se hizo en la Revolución Cultural en la que Mao utilizó como arma todos los lazos sociales de las personas para erradicar a los “enemigos de clase” y colocó la lealtad al Estado por encima de todo lo demás.
A nivel externo es probable que el enfoque agresivo de “guerrero lobo” de la diplomacia, empeore las relaciones comerciales y de inversión de China con occidente y, en menor medida, el este y el sur de Asia durante los próximos cinco años. El mejor ejemplo de esto ha sido el enfoque de Xi hacia las regiones como Hong Kong y Xinjiang en los últimos años, que ha privilegiado la seguridad nacional y acelerado la asimilación hasta la completa exclusión de otras preocupaciones locales o internacionales. En el proceso, los abusos de los derechos humanos de China contra los musulmanes uigures en Xinjiang llevó a Europa a sancionar a China, seguida de represalia chinas, motivo por el cual la Unión Europea suspendió indefinidamente las negociaciones sobre el Acuerdo Integral de Inversión UE-China en mayo de 2021.
Además, la relación con Putin, respaldada por lazos históricos chino-rusos, ayudará a contrarrestar lo que Moscú y Beijing perciben como “hegemonía democrática liberal occidental”, con lo cual aumentaría su exposición a sanciones, ya que tanto Beijing como Moscú toman decisiones que más apuntan a la permanencia en el poder que a las nociones occidentales de derechos humanos universales.
No tengo una esfera de cristal que me permita predecir lo que pasaría en el corto y mediano plazo, sin embargo hay elementos que nos pueden indicar que durante la próxima nueva gestión de Xi, este, podría usar al ejército chino para realizar movimientos más agresivos hacia Taiwán, como los simulacros de fuego real en agosto alrededor de la isla luego de la controvertida visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taipéi.
Una confrontación de ese tipo con Taiwán solo lo llevaría paulatinamente al aislacionismo sin contar que crearía dudas en cuanto a que China está lista para ejercer un liderazgo global responsable o incluso una participación significativa en el sistema internacional lo que también llevaría a una mayor disociación de la cadena de suministro y competencia tecnológica entre China y Occidente.
Por supuesto estas predicciones no están escritas con tinta indeleble ya que el comportamiento de la élite política de China es impredecible y la economía china es famosa por salir airosa de tempestades más peligrosas.
Lo que sí es seguro es que si su mandato es renovado, no habrá regreso a la quietud política de sus antecesores, cuya prioridad era un mayor desarrollo económico e integración en el sistema internacional.