La ciudad recuerda el devastador ataque de bombardeos atómicos sobre Hiroshima ocurridos hace 77 años, donde los ciudadanos han pedido la desnuclearización para evitar alguno próximo en medio de tensiones globales.
Esta ciudad del oeste de Japón fue el objetivo de la primera bomba atómica empleada en combate de la historia, bautizada “Little Boy” y lanzada por el bombardero B-29 Enola Gay de las Fuerzas Aéreas estadounidenses el 6 de agosto de 1945.
El ataque exterminó en el acto a unas 80.000 personas, la gran mayoría de ellos civiles, un número de víctimas mortales que se elevó a finales de 140.000 por las heridas y enfermedades derivadas y que en los años posteriores sumaron más del doble.
“JUGANDO CON UN ARMA CARGADA”
La ciudad celebró este sábado una ceremonia en memoria de las víctimas en el Parque de la Paz, ubicado cerca del hipocentro de la devastadora explosión, y en la que participaron el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el primer ministro nipón, Fumio Kishida, entre otras figuras políticas y “hibakusha” o supervivientes al bombardeo.
Tras el minuto de silencio observado a la hora exacta del bombardeo (las 8:15), Guterres advirtió durante su intervención que la humanidad “juega con un arma cargada” debido a las más de 13.000 armas atómicas existentes y a los focos de conflicto abiertos en Ucrania, la península de Corea u Oriente Medio.
“Sólo nos separa del apocalipsis un error, un malentendido o un fallo de cálculo“, dijo Guterres durante su discurso en la ceremonia, que este año contó con representantes de la cifra récord de 98 países y organismos, entre ellos ninguno de Rusia ni Bielorrusia, que no fueron invitados por las autoridades niponas debido a la guerra de Ucrania.