El futuro de las entregas de ayuda humanitaria desde Turquía al último bastión opositor del noroeste de Siria quedó en el aire, después de que Rusia vetase en el Consejo de Seguridad de la ONU su renovación por otros doce meses.
De la asistencia que entra por el cruce fronterizo de Bab al Hawa, bajo supervisión de Naciones Unidas, dependen más de cuatro millones de personas en la provincia de Idlib y zonas cercanas, que pueden ahora perder su acceso a productos básicos como comida y medicamentos.
En solitario, Moscú bloqueó la aprobación de una resolución que habría prorrogado este mecanismo un año más, un texto que había sido preparado por Noruega e Irlanda tras largas jornadas de negociaciones.
El borrador obtuvo trece votos a favor, una abstención (de China) y el único voto en contra de Rusia.
Mientras, la delegación rusa planteó hoy la opción de prorrogar el mecanismo por solo seis meses y volver a analizar la cuestión el próximo enero, pero su propuesta se quedó muy lejos de obtener el mínimo de nueve votos necesarios.
El texto ruso fue respaldado sólo por China, mientras que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido votaron en contra y el resto de países se abstuvieron.
Tanto la ONU como las ONG que operan en la zona han insistido en la importancia de que la renovación del permiso para suministrar ayuda por el paso de Bab al Hawa, que conecta Turquía con la provincia siria de Idlib, sea por un año para tener alguna certeza y poder organizar adecuadamente su trabajo.
Además, a muchos países les preocupa el hecho de que una renovación de sólo seis meses podría cortar el suministro de ayuda justo en lo peor del invierno.