Washington quiere juzgar a Assange, de 50 años, por la publicación a partir de 2010 en WikiLeaks de unos 700.000 documentos diplomáticos y militares secretos.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, encarcelado en Londres desde su captura en 2019 en la embajada de Ecuador, recibió la autorización para apelar ante el Tribunal Supremo británico contra una sentencia de diciembre que daba pie a su extradición a Estados Unidos.
“Estoy aliviada más allá de lo que puedo expresar”, aseguró Sue Barnett, una manifestante de 61 años originaria de Nottingham, en el norte de Inglaterra, que enarbolaba una pancarta donde podía leerse “10 años son suficientes, liberen a Assange ahora”.
“Todos nos temíamos lo peor”, agregó rodeada de varias decenas de partidarios del fundador de WikiLeaks que se habían reunido a las puertas de la Alta Corte de Londres y animaban a los automovilistas a hacer sonar sus bocinas en señal de apoyo.
“Solo hay una decisión, no a la extradición”, gritaba uno de ellos con ayuda de un megáfono.
Libertad de expresión o espionaje
En primera instancia, una jueza londinense había impedido la extradición en enero de 2021 por considerar que Assange, de frágil salud mental, podía cometer suicidio si era entregado al sistema judicial de Estados Unidos.
Pero los abogados de Washington apelaron, garantizando que no se lo mantendría en aislamiento punitivo en una prisión federal de máxima seguridad y que recibiría un tratamiento médico adecuado.
El caso de Assange se ha convertido en causa para los defensores de la libertad de expresión, para quienes WikiLeaks tiene los mismos derechos que otros medios a publicar material secreto, si es de interés público.