Desde que se oficializó que Qatar sería la sede del mundial 2022 comenzaron los distintos cuestionamientos sobre su organización. En principio, la elección del país árabe se dio en medio de la gestión plagada de casos de corrupción del entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter. La selección por encima de otras propuestas como la de Estados Unidos y Corea del Sur llamó mucho la atención, pero, sobre todo, por la falta de estadios o cultura futbolística en Qatar.
Desde antes de su confirmación como sede, Qatar ya había comenzado a incursionar en el mercado del fútbol como inversor de importantes equipos. Incluso llegó a comprar varios, entre ellos el hoy popular Paris Saint Germain de Francia. A partir de esto, la monarquía qatarí ha incursionado cada vez más en el mundo futbolístico con los millones de dólares que obtienen de sus negocios petroleros.
No obstante, la organización de un certamen deportivo como el mundial de fútbol requiere distintos tipos de condiciones y características en el país anfitrión. Esto se debe a la cantidad de personas que suelen viajar a la sede del evento para asistir a los distintos partidos en donde compiten las mejores selecciones del mundo. Por este mismo motivo, las leyes y la cultura han chocado contra las libertades individuales de muchas personas que suelen participar a estos torneos. Asimismo, los distintos casos de explotación laboral no han hecho más que manchar la imagen de la organización catarí.
Explotación laboral
A pesar de haber sido elegida como sede, la cultura deportiva de Qatar no se centra en el futbol. A diferencia de casos como Corea del Sur, Japón o Sudáfrica, el país árabe no contaba con una cantidad necesaria de estadios con grandes capacidades, necesario para este tipo de eventos. Por este motivo, las autoridades comenzaron a gestionar la construcción de mega estadios para albergar los partidos a las millones de personas que viajaran para ser parte de la fiesta futbolística.
Hasta ahí todo bien, sin embargo, las exigencias del trabajo en el desierto y los tiempos para tener todo listo llevaron a cometer distintos excesos que a claras luces violaban los derechos humanos. Se calcula que más de 6,500 trabajadores han muerto desde que comenzaron los trabajos en 2010. A pesar de que durante la década pasada muchos informes periodísticos y ONG han levantado sus voces, poco se hizo realmente para detener los abusos que se cometían.
Las pobres condiciones laborales a las que se tuvieron que enfrentar, en su mayoría migrantes indios, llamaron la atención de todo el mundo debido a que el propio gobierno no hacía mucho por mejorar. Desde hace algunos años se comenzó a hablar sobre boicots al certamen, pero cada uno de estos fue sofocado por la FIFA o los propios organizadores del mundial.
El último intento fue el de la selección de Dinamarca, la cual presentó un uniforme que no resaltaba el logo de su federación o de la marca deportiva como reclamo a los abusos cometidos en la sede del mundial. A pesar de esto, la propia FIFA se encargó de prohibir está acción exigiendo que los logos debían ser visibles en los uniformes. El ente rector del futbol señaló que mantiene como regla prohibir cualquier discurso político, religioso o social dentro del evento deportivo.
Derechos de las mujeres y comunidad LGBTIQ+
Dado que Qatar es un país árabe y musulmán, las leyes y códigos morales de este país son altamente conservadores. De hecho, está nación es una de los 70 que criminaliza las relaciones sexuales entre personas del mismo género, de acuerdo con Amnistía Internacional. Dentro de su código penal, los artículos 285 y 196 castigan hasta con siete años de prisión a quienes incurran en muestras de afecto no homosexual. De hecho, incluso las muestras de amor heterosexuales están prohibidas en la vía pública.
La organización, Human Rights Watch, señala que varios miembros de la comunidad LGBTIQ+ han sido arrestados por su actividad online. Existen muchas denuncias respecto a la censura de contenidos relacionados con la identidad de género. En ese sentido, el gobierno catarí ha anunciado que aceptará a los turistas de esta comunidad y que no coartará su expresión. No obstante, hay dudas respecto a estas medidas o al trato a los propios ciudadanos cataríes.
Las restricciones a la comunidad LGBTIQ+ son solo equiparables a las que aplican a las mujeres. Al igual que el resto de países del Golfo Pérsico, Qatar mantiene un duro código que controla tanto la vestimenta como el comportamiento de las mujeres. La visita de seguidoras femeninas a la cita mundialista ha chocado con estas normas que limitan muchas libertades que en occidente se dan por hecho.
En este país, las mujeres siguen subordinadas a la tutela masculina. Bajo el sistema de guardianes, la población femenina depende totalmente de las decisiones y disposiciones de sus padres, esposos o hermanos. Esto se extiende incluso a los tratamientos de salud reproductiva y controles ginecológicos básicos.
Por estos motivos, el mundial de este año será probablemente uno de los más recordados por su infame historia. Si bien el mundial está a horas de iniciar, muchas organizaciones solicitan al público en general que no se olviden de estas violaciones a los derechos humanos. Así también, se pide que la emoción por el certamen no nuble la vista sobre los distintos temas sociales que se han puesto en juego desde la designación de la sede de esta copa.