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El gobierno de Australia anunció este domingo la prohibición inmediata de la exportación a Rusia de minerales de aluminio, entre ellos alúmina y bauxita, y se comprometió a enviar a Ucrania más armas y asistencia humanitaria.
La prohibición de exportación tiene como objetivo afectar la producción de aluminio en Rusia, que depende de Australia para el 20 por ciento de su alúmina, según el comunicado publicado por el primer ministro, Scott Morrison, junto a otros ministerios.
Esta nueva ronda de sanciones contra Moscú llega después de que Camberra impusiera el viernes medidas contra el oligarca Oleg Deripaska, presidente de la empresa rusa de aluminio Rusal, que tiene una participación del 20 por ciento en la refinería Queensland Alumina Limited en Gladstone, en el este de Australia.
La semana pasada, la gigante minera anglo-australiana Rio Tinto, el socio mayoritario de la citada refinería, se comprometió a cortar todos los lazos comerciales con empresas rusas.
Morrison indicó que su gobierno trabaja junto a sus socios internacionales para “poner el máximo costo, la máxima presión sobre el régimen de (presidente ruso, Vladimir) Putin para que se retire de Ucrania”, en referencia a la invasión de las tropas rusas que ha provocado una guerra en el país europeo.
El mandatario también anunció en envío a Ucrania de 70.000 toneladas de carbón térmico y un aumento de 30 millones de dólares australianos (22,3 millones de dólares estadounidenses o 20,1 millones de euros) para asistencia humanitaria.
El país oceánico además aumentará su aportación de material de asistencia militar defensiva a Ucrania, incluidas municiones y chalecos antibalas, por valor de 21 millones de dólares australianos (15,6 millones de dólares estadounidenses o 14,1 millones de euros).
Apoyo a Ucrania
Australia, que ya ha enviado ayuda letal y humanitaria a Ucrania, ha impuesto sanciones contra 33 entidades, incluyendo la mayor parte del sector bancario de Rusia y todas las entidades responsables de la deuda soberana, y ha prohibido los viajes a unas 443 personas, entre ellos al presidente Putin y otros altos mandos y oligarcas rusos, así como a miembros del Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas de Bielorrusia.
