Un hombre de origen hispano que pasó la mitad de su vida en la cárcel por un crimen que no cometió fue exonerado el lunes por la Fiscalía de San Francisco.
Joaquín Ciria, es un sexagenario que estuvo preso durante 32 años por el homicidio de Feliz Bastarrica, ocurrido en 1990 en el Distrito de SOMA.
Ciria fue señalado por un testigo identificado como George Varela, como el asesino de Bastarrica; sin embargo, el crimen había sido cometido por otra persona.
Tiempo después, Varela le confesó a su hermana y a un amigo que sabía que Joaquín no era culpable, una prueba contundente que sirvió para su exoneración.
Finalmente, la Fiscalía reconoció que en este caso la Policía se guió por rumores infundados por el verdadero asesino y, además, los oficiales involucrados en el caso presionaron a Varela que apenas era un adolescente en el momento del homicidio.
“Ha sido un largo camino, pero hoy en día se logró lo que tanto luché. Yo estuve muy enojado los primeros 15 años, entonces cambié el enojo por cosas positivas”, aseguró Ciria.