La ciudad de Nueva York, en medio de una delicada situación fiscal, ha gastado unos 250 millones en proveer servicios a los inmigrantes, que solo este año han sumado 31.000 personas, con perspectivas de que lleguen varios miles más antes de fin de año.
El dinero ha sido invertido en bienes, servicios y construcción de albergues para atender esta población llegada de América del Sur, en su mayoría de Venezuela, y de África Occidental, dijo en audiencias públicas del Consejo (legislativo, que evalúa la respuesta de la ciudad) la directora de la oficina de contratación de servicios y de adquisiciones de la ciudad, Lisa Flores.
“La ciudad ha visto una serie de emergencias en los últimos años que requieren que las agencias de la ciudad entreguen bienes, servicios o construcción críticos a un ritmo mucho más rápido de lo que sería posible en circunstancias normales”, indicó.