El presidente Joe Biden reconoció el martes que habrá más dolor por venir, ya que su decreto presidencial que prohíbe las importaciones de energía rusa, firmado el mismo día, aumentará los precios de la gasolina antes de las vacaciones de primavera y verano.
“Van a subir”, dijo Biden mientras volaba hacia la zona petrolera de Estados Unidos en Texas, donde visitaba a veteranos de guerra. “No puedo hacer mucho en este momento. Rusia es responsable”, acotó el mandatario. En ese sentido, el presidente ofreció a los republicanos otra oportunidad.
El futuro político inmediato de Estados Unidos girará en torno a este punto crítico: si los conductores molestos por los precios récord de la gasolina culparán al presidente ruso Vladimir Putin o al presidente estadounidense Joe Biden.
La guerra en Ucrania creó otro desafío extremo para Biden, quien asumió el cargo frente a la peor crisis de salud pública en 100 años y ha visto caer sus índices de aprobación personal después de no poder vencer rápidamente la COVID-19 el año pasado.
Un aumento asombroso en el elevado costo de cargar gasolina desde que Rusia invadió Ucrania representa otro golpe para los consumidores que ya están inmersos en una inflación récord de 40 años a raíz de la pandemia.