El presidente Joe Biden y su homólogo de Corea del Sur acordaron en las conversaciones del sábado comenzar las discusiones sobre el reinicio y la posible expansión de los ejercicios militares conjuntos que se habían detenido bajo el predecesor de Biden, un paso que probablemente provocará la furia de Corea del Norte a medida que intensifica sus provocaciones.
La medida fue una señal de que Biden buscaba romper con las posiciones del presidente Donald Trump en Asia, donde los líderes a menudo quedaban confundidos por las amenazas de retirar el apoyo militar de Estados Unidos. Biden ha utilizado su primera visita como presidente al continente para reafirmar el compromiso estadounidense con la región, incluso cuando la guerra de Rusia en Ucrania le ha quitado el enfoque.
Pero Trump se movió para poner fin a los ejercicios militares a gran escala, sorprendiendo incluso a algunos de sus propios oficiales militares al decir que los ejercicios eran demasiado costosos y potencialmente demasiado provocativos mientras buscaba llevar a Corea del Norte a la mesa de negociaciones. Trump logró reunirse tres veces con el dictador norcoreano Kim Jong Un, pero la nación ermitaña no se movió para abandonar su programa nuclear.
Hablando el sábado, Biden se negó a decir si estaría dispuesto a reunirse con Kim, y solo indicó que tal encuentro dependería de cuán genuinas fueran las intenciones del déspota.
“Eso dependería de si es sincero y si habla en serio”, dijo Biden, y agregó que Estados Unidos ofreció vacunas contra el covid-19 a Pyongyang, ya que sufre un brote de coronavirus de rápida propagación, pero no recibió una respuesta.