Un gen que puede hacer que las bacterias sean resistentes a uno de los antibióticos más importantes del mundo fue encontrado en las aguas de Georgia, dijo la Universidad de Georgia. Se trata del gen MCR-9, el cual se encontraba en los alcantarillados de un “entorno urbano”, informaron los investigadores del Centro para la Seguridad Alimentaria de la UGA.
El MCR-9 es resistente a la colistina, “uno de los pocos antibióticos de último recurso del mundo”, y fue descubierto por primera vez en 2015 por científicos de la Universidad de Cornell. Fue descrito como un “gen saltador, sigiloso, diabólico y robusto”. Varios países como Suecia, China y Francia informaron previamente sobre su presencia.
La colistina es utilizado para tratar infecciones cuando todos los demás antibióticos han fallado.
Según un comunicado, el investigador de la UGA, Issmat Kassem, profesor asistente de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Ambientales, y su equipo estaban “sorprendidos de lo rápido que detectaron el MCR”. El hallazgo fue fruto de evidencia del gen en la primera muestra que examinaron. El descubrimiento “demuestra que el gen se está estableciendo en los EE. UU.”, dijo la UGA en el comunicado.
Kassem también mostro preocupación respecto a que el gen se encontró en una bacteria, la Morganella morganii, que no se analiza con frecuencia en la investigación de MCR-9. Esto significa que el gen podría tener una propagación más amplia de lo que se pensaba actualmente.
Debido a la forma en que el gen se propaga, dijo UGA, podría terminar en bacterias como E. coli o Salomnella. Esta se caracterizan por causar brotes en humanos y el MCR-9 haría que pasen de “enfermedades tratables a infecciones potencialmente mortales”.
Kassem, el investigador de la UGA, dijo que se necesita una respuesta coordinada de campos como la ciencia, la atención médica y el gobierno para abordar el riesgo que plantea el gen. “Si no lo abordamos ahora mismo, estamos poniendo en peligro la medicina humana y animal tal como la conocemos. Eso puede tener enormes repercusiones en la salud y la economía”, dijo Kassem. “Es un problema peligroso que requiere la atención de múltiples sectores para que podamos abordarlo adecuadamente”, añadió.