Ocho periodistas, un guía y un comunero fueron asesinados en el poblado de Uchuraccay, el distrito más pobre de Perú, mientras investigaban las matanzas cometidas por Sendero Luminoso.
Hace ya 39 años que tuvo lugar la masacre de Uchuraccay, en la que hasta cinco miembros de Sendero Luminoso fueron asesinados. Días después, ocho periodistas de diferentes medios que acudían a cubrir la masacre fueron también asesinados.
El 26 de enero de 1983 se produjo el suceso que casi 40 años después sigue dando de qué hablar. Cinco dirigentes de la banda terrorista Sendero Luminoso habían sido asesinados, y la misma suerte corrieron ocho periodistas que acudieron al lugar de los hechos para cubrir la noticia.
Un guía y otro lugareño fueron víctimas también del linchamiento de los campesinos al ser confundidos con miembros del grupo terrorista.
En su impresionante trabajo para el New York Times, ‘Historia de una matanza’ (1983), Mario Vargas Llosa señala que los periodistas iban a hacer solo una parada en Uchuraccay, para continuar a la vecina Huaychao, pero lo que no sabían era que, en esa zona de altura y pobre en tierras fértiles, columnas senderistas en tránsito habían ‘expropiado’ para la revolución, los pocos animales que poseían y asesinado a los comuneros que intentaron oponerse.
Por eso las comunidades iquichianas ‘declararon la guerra a los terrucos’ y la masacre de Huaychao lo demostraba.
En ese contexto, con los campesinos celebrando con aguardiente y coca, pero también con excitación y miedo por las represalias senderistas, llegaron los periodistas caminando hacia la comunidad. Según el escritor, luego de un breve diálogo de sordos, ni bien los tuvieron a tiro de piedras, los atacaron y luego los masacraron con palos y hachas.
Posteriormente, los cuerpos mutilados fueron enterrados de a dos, boca abajo. Los especialistas señalaron que ese tipo de entierros se los hacían a sus enemigos.
Cuando llegó la patrulla policial, los pobladores aseguraron que habían matado a ocho ‘terrucos’. Se quedaron aterrados cuando en vez de felicitarlos y entregarles provisiones como a los de Huaychao, los acusaban de asesinato.