Organizaciones y especialistas impulsan nuevas métricas para garantizar la seguridad hídrica en América Latina, en medio de un panorama de sequías, y para revalorizar el uso del agua para casos domésticos, industriales y de generación de energía.
Al participar en el World Water Week 2022, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Fernando Miralles-Wilhelm, investigador del centro The Nature Conservancy, ha destacado que no existe un conjunto de métricas homologadas por los fondos de agua para monitorear y evaluar su impacto en la seguridad hídrica.
Ha detallado que la seguridad hídrica se define como “la capacidad de una población para salvaguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas de agua de calidad aceptable para la sostenibilidad de los medios de vida, el bienestar humano y el desarrollo socioeconómico”.
Además, ha considerado necesario garantizar la protección contra la contaminación transmitida por el agua y los desastres relacionados con el líquido, así como la conservación de los ecosistemas en un clima de paz y estabilidad política.