Los inmigrantes de pueblos originarios de América Latina enfrentan en Estados Unidos la acuciante necesidad de intérpretes en sus propias lenguas en un país en el que se asume que todos hablan español, con consecuencias a menudo funestas y hasta mortales.
“De una palabra, de un tono, depende la libertad de alguien, la vida o la muerte de alguien”, dice a EFE Odilia Romero, directora de Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO).
La organización, que trabaja con las comunidades indígenas de Los Ángeles (California) en favor de la justicia social, realiza desde ayer la tercera edición de la Conferencia Anual de Intérpretes Indígenas para abordar la problemática.
“Hay muchas conferencias para las lenguas dominantes donde te capacitas para ser un mejor intérprete. Pero nosotros tenemos que crear nuestros propios espacios porque en estas lenguas dominantes, como el español, la comunidad indígena no está contemplada”, se lamenta Romero.
La activista de 50 años, intérprete de español, inglés y zapoteco (una lengua del sur de México) para las comunidades indígenas en California, señala que al ser identificados como latinos “se asume que todos hablamos español, y eso tiene consecuencias mortales”.