Para Bolívar, la construcción de una gran sociedad pasaba por el pilar moral, visto como el poder que permite deslastrarse de malas costumbres, vicios y dependencias del latinoamericano. En definitiva, es lo que determina la calidad de la vida personal-social. Por tanto “moral y luces” como primeras necesidades es un requisito necesario y esencial del desarrollo evolutivo de hombres, mujeres y naciones.
No obstante, pareciera que 200 años de historia latinoamericana hubiesen corroído la posibilidad de entendimiento de esas palabras tan sabias y lo que es peor diariamente demostramos que vamos a contra sentido de lo que quiere y necesita la sociedad latinoamericana. Lo anterior viene a colación porque una ola de casos de corrupción ha dejado en evidencia cómo hicieron figuras influyentes de la región para acceder, antes que la población, a las vacunas contra el COVID19, lo que se ha dado en llamar el VACUNAGATE o el VACUNATORIO VIP.
En Argentina, Ecuador y Perú, los escándalos hacen caer ministros de Salud. En Brasil, hubo al mismo tiempo escasez y desperdicio de vacunas. Es como si la vacunación contra el covid-19 se haya convertido en un reflejo de viejos problemas del subcontinente como la corrupción, el favoritismo, la falta de planificación o simplemente la incapacidad para enfrentar grandes desafíos.
Al estar comprometidos altos funcionarios públicos, las acusaciones crean tensión en una región donde la indignación popular ante la corrupción y la desigualdad ya ha desbordado las calles, en grandes protestas contra el statu quo político. Esta frustración podría volver, no solo tener impacto en las calles, sino como también en los procesos electorales por venir en la región.
Vale señalar que varios países latinoamericanos celebraran elecciones este año, y cinco de ellos, Perú, Chile, Ecuador, Honduras y Nicaragua elijaran sus presidentes. También habrá elecciones legislativas en Argentina, México, además la temporada electoral continuará en el 2022 con elecciones generales en Brasil, Colombia y Costa Rica. En todos los países donde aparecen escándalos se repite una práctica bastante común: eludir las estructuras formales del Estado para canalizar, entre otras cosas, las vacunas, sin planes y protocolos claros y transparentes de atención a las poblaciones vulnerables. Más bien lo contrario: protejo y atiendo a los míos.
Otra característica histórica que se observa en la región es la falta de unidad y coordinación entre países, lo que afecta las posibilidades de solicitar, en este caso, más vacunas al resto del mundo. América Latina no negocia como bloque, sino que cada país lo hace como puede, lo cual cualquier gestión no tiene fuerza alguna. La corrupción y la lentitud de la vacunación pueden profundizar viejos problemas sociales de la región, tales como la desigualdad.
Los escándalos de VACUNAGATE encarnan una sensación de derecho y privilegio al mismo tiempo, en un momento en el que la desconfianza hacia la clase política y las élites está en su punto más alto en la región. Según la encuesta LATINOBAROMETRO la desconfianza en los líderes políticos e instituciones públicas alcanza a 80% de la población de la región.
Quizás el VACUNAGATE o el VACUNATORIO-VIP es lo de menos en nuestra desigual región, los mas es, que la corrupción extendida en todos los niveles y en todas las áreas ha defenestrado la esperanza de una mejora en el estado de bienestar de la sociedad. Nuestra historia nos ha dejado saber que ni con un estado fuerte y menos con uno débil habrá una fotografía diferente a la que hoy tenemos.
Por lo anterior siempre hay que tener presente la máxima: EL QUE NO CONOCE SU HISTORIA ESTA CONDENADO A REPETIRLA.