Las dos principales tuberías de aguas residuales en el oeste de El Paso, Texas, conocidas como Frontera Force Main, sufrieron roturas que han provocado que 10 millones de galones de agua contaminada se viertan cada día al Río Bravo desde el pasado 10 de agosto.
La fuga de aguas negras –principalmente proveniente de inodoros y desagües– pone en riesgo la salud de las personas y la fauna en ambos lados de la frontera. El derrame continuará hasta fin de año, cuando se reparen las tuberías, indicó El Paso Water, la empresa responsable del incidente. El punto de la liberación se encuentra en el lecho del río, cerca de Paisano Drive y Racetrack Drive, en la frontera con Ciudad Juárez, Chihuahua, donde los habitantes han tenido que lidiar con un olor cada vez más insoportable.
El Paso Water, empresa responsable de las tuberías, aseguró que será hasta fin de año cuando espera dejar de verter al lecho del río las aguas residuales, cuando prevé que concluya el reemplazo de una de las tuberías dañadas. Mientras eso sucede, ha advertido a la población evitar acercarse a la zona por “riesgos a la salud”. Incluso, la sección estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), una agencia binacional que supervisa los tratados sobre agua entre Estados Unidos y México, decidió modificar su trabajo a lo largo del río debido al peligro que representan las aguas residuales para la salud humana.
“Nuestra División de Contabilidad del Agua ha restringido a nuestros empleados ir al río para hacer mediciones de arroyos. Nuestro Programa de Ríos Limpios ha modificado sus métodos de recolección de muestras de agua mediante el uso de un balde de muestreo o postes de muestreo en lugar de vadear en el agua”, se lee en su página en internet. El sistema, con 25 años de funcionamiento, era único, según la empresa, porque cada tubería podía transportar toda la carga de aguas residuales de 17 mil 500 hogares para evitar fallas en el sistema.