La operación financiera consistió en intercambiar bonos con vencimientos entre 2024 y 2030 por un nuevo bono a 10 años.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció que utilizará las aportaciones patrimoniales que sean necesarias para pagar la deuda adquirida por Petróleos Mexicanos (Pemex) entre 2022 y 2023. Este monto asciende a 408.99 mil millones de pesos, mismo que es equivalente a dos veces el costo estimado para la construcción del Tren Maya, inversión valuada en 200 mil millones de pesos para el sur-sureste del país, o bien, 10 parques solares como el que se levanta en Sonora para generar electricidad por la CFE y que tiene una proyección de costos de 40 mil millones de pesos.
De acuerdo con el anuncio de Hacienda, el Gobierno federal plantea refinanciar parte de la deuda posterior a 2024 y señala que para los vencimientos de 2022 y 2023 se tiene el compromiso de “asegurar el presupuesto de apoyo a Pemex con las aportaciones patrimoniales necesarias para cubrirlas”. Además, se realizó un intercambio de deuda para mejorar su situación financiera, al refinanciar bonos próximos a vencer entre 2024 y 2030 por un nuevo crédito a 10 años, al igual que la recompra de deuda con vencimientos entre 2044 y 2060. “En línea con lo anterior, el Gobierno Federal estaría llevando a cabo una aportación patrimonial hasta por tres mil 500 millones de dólares”, añadió.
Los recursos que deberá erogar el Gobierno entre 2022 y 2023 para pagar los bonos de Pemex con vigencias en este periodo también son equivalentes al 18 por ciento de la deuda neta total de Pemex, que asciende a dos billones 255 mil 842 millones de pesos hasta septiembre de 2021, según el último informe trimestral de la paraestatal. “Dada la rentabilidad de la empresa, que en el tercer trimestre de 2021 reportó un margen EBITDA de 34 por ciento, es de vital importancia para el Gobierno federal mantener esta rentabilidad y asegurar la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo”, justificó la dependencia.
Hacienda sostuvo que se, ha enfocado en atender “tres grandes retos estructurales” entre los múltiples que enfrenta la petrolera estatal: la alta carga fiscal; alto nivel de deuda financiera y altos requerimientos de flujo para cubrir el costo financiero, y la falta de recursos para ejecutar las inversiones de capital necesarias para mantener los niveles de producción requeridos. También, se reducirá de la deuda de Pemex “a través de aportaciones patrimoniales del Gobierno federal, utilizando excedentes de liquidez”, estas transacciones “no tiene un impacto en el gasto público o en el Presupuesto de Egresos”.