El mandatario brasileño cumple así con sus promesas de “pacificación” volcadas en una “Carta a la nación” en la que se disculpó por sus ataques contra esos poderes.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien hasta la semana pasada mantuvo un pulso que muchos tildaron de antidemocrático con el Parlamento y la Corte Suprema, dejó muy claro que ha dado por superados todos los conflictos.
“¿Qué sería de nuestro Brasil sin la Cámara de Diputados y sin el Senado, y, por qué no, sin nuestro querido Supremo Tribunal?”, se preguntó el mandatario.
El líder de la ultraderecha, que en sus embates casi cotidianos también tiene entre sus blancos a los medios de comunicación, dejó igualmente un mensaje de conciliación para la prensa.
“Nuestra libertad de prensa, con todos sus defectos, tiene que persistir y, al menos en lo que dependa de nosotros, jamás habrá alguna medida de censura”, pues “aún con todos sus defectos, es mejor hablando que callada”, declaró.