La isla caribeña celebra con pocos lujos, mucha música, sin restricciones por el Covid-19 el cambio de año, hito que el oficialismo también festeja por el aniversario del triunfo de la revolución, acaecido el 1 de enero de 1959.
Tanto la Navidad como el año nuevo cerraron un 2021 difícil para Cuba, donde realizar la tradicional cena del 24 de diciembre y del 31 ha sido complicado debido a los elevados precios de los alimentos y la escasez de bienes básicos.
Ambos festejos se han vivido sin grandes pretensiones desde que se permitieron en 1997, tras 28 años suspendidos.
La tradicional fecha se retomó, aunque sin grandes decoraciones alegóricas, por las gestiones del papa Juan Pablo II.
Cuba despide el año también con una galopante inflación, la devaluación de su moneda local, una dolarización parcial de la economía, desabastecimiento de muchos productos básicos, alimentos y medicinas, lo que, unido al incremento de las sanciones de Estados Unidos, han agravado el panorama económico.
En ese escenario, el país reabrió sus fronteras el 15 de noviembre luego de varios meses de encierro para evitar nuevos contagios del Covid-19 y en un intento por oxigenar su economía, muy dependiente a los ingresos del sector turístico.