Las autoridades australianas han tenido que cerrar las carreteras para evitar que los crustáceos mueran atropellados.
Esta misma semana, una plaga de escorpiones gigantes ha invadido las calles de la ciudad de Asuán en Egipto. Mientras, a miles de kilómetros, en Australia, se está produciendo otro fenómeno de la naturaleza, aunque en este caso ocurre cada año.
Millones de cangrejos salen del bosque en la Isla de Navidad después de las lluvias y se dirigen al océano para aparearse. A lo largo de ese camino, pasan por carreteras y puentes que deben ser cerrados.
Esa pequeña isla en el noroeste de Australia es testigo de la migración anual de toda su población de cangrejos, estimada en unos 50 millones, la más alta del mundo.
La fascinante vista de los cangrejos que se apoderan de grandes tramos de vías, parques y zonas residenciales llama la atención de los vecinos y visitantes que, una vez más, compiten para capturar fotos y vídeos de la que se considera una de las migraciones más grandes del planeta.