La explotación no sólo abarca el ámbito sexual, sino también el laboral.
En América Latina la gran mayoría de las víctimas de trata son mujeres y niñas explotadas sexualmente, aunque en países, como Argentina y Chile, abarcan el mayor número de casos de trabajos forzados.
De las más de 3.400 víctimas rescatadas en 2018 en América del Sur de esta forma de esclavitud moderna, el 69 % eran mujeres, el 5 % niñas, mientras que los hombres representaban el 25 % y los niños el 1 %, según el Informe Global sobre Trata de Personas que difundió hoy la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD).
La trata es un delito que consiste en captar, trasladar y retener a una persona mediante la fuerza o la amenaza para explotarla durante largos periodos de tiempo. Algunas veces, el modus operandi de estas bandas, se basa en enamorar a personas y establecer relaciones románticas con ellas para posteriormente abducirlas y explotarlas.
Las personas más vulnerables son las que se encuentran en situaciones económicas precarias por lo que tienen mayor riesgo de caer en las redes de trata.
Aunque la explotación sexual es la más común, otras víctimas sufren trabajos forzados en agricultura, pesca o minería, condiciones de esclavitud en trabajos domésticos o son obligadas a cometer delitos, mendigar o incluso sometidas a extracciones de órganos.
Pese al largo camino para acabar con la impunidad, la ONUDD celebra que casi todos los países de América Latina, excepto Venezuela, hayan adoptado en su legislación el delito de trata de personas tal como recomiendan las convenciones internacionales y que las condenas hayan aumentado en los últimos años.