El Skateboarding se estrenó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y ha sido una de las disciplinas más emotivas del certamen.
Ángelo Caro Narváez nació en Chiclayo, una ciudad del noreste de Perú, el 27 de agosto de 1999. Desde ahí, labró su camino hasta Japón para, 22 años después, sacar la cara por el Perú el pasado domingo 25 de julio. Sin embargo, su camino no fue fácil, como sí emotivo. Apenas a los 10 años, tomó prestado el skate de su hermano mayor y desde ese momento no lo soltó más, pues se convirtió en su gran pasión.
Tal fue el amor a primera vista con la tabla que se volvieron uno solo y consiguieron una especie de simbiosis. Como en toda relación simbiótica, ambos fueron de la mano (o del pie) y alcanzaron juntos una primera meta cuando obtuvo la mayoría de edad (18 años en Perú). Fue así que se alzó con el Campeonato Panamericano de Skate en 2017. No obstante, ese era tan solo el primer paso de su vislumbrante carrera.
En 2019, se coronó campeón en tres torneos consecutivos: la Mystic Sk8 Cup en Praga, uno de los eventos más importantes del mundo en este deporte; el Barcelona European Open, en España; y el Festival Nass, en Inglaterra. El siguiente paso era ir por los Juegos Olímpicos, en donde compitió en la modalidad street. Sin embargo, estar tan cerca de un sueño a veces puede nublarte y fue así que Caro no comenzó bien.
Tras superar la etapa de clasificación, su arranque fue incierto y con algunas dolorosas caídas en la Fase Final. Sin embargo, tras un truco fallido, fijó su mirada hacia el suelo y luego besó el escudo del Perú en su playera para levantarse con más fuerza que antes. Quizás, recordó todo lo que había recorrido para llegar hasta donde estaba. A partir de ahí, mejoró en cada uno de sus trucos y logró colarse entre los cuatros mejores.
Logró arrancar aplausos hasta de sus propios rivales, pero Caro finalmente quedó en la quinta posición. Pese a ello, la sonrisa nunca más escapó de su rostro y no se retiró sin antes asegurar que, en esta disciplina, todavía poco valorada por algunos, se requiere de mucha actitud, como en la vida misma: “Todo es posible cuando lo quieres lograr y todas las piedras en el camino hay que saltarlas con fuerza”. Así, enseñó que también se puede encontrar motivación en las caídas para seguir andando, como él sobre el skate.
De pequeño soñaba en ser como el estadounidense Nyjah Houston, considerado N°1 en Skateboarding, y lo superó en Tokio 2020. Otro de sus ídolos era el legendario Tony Hawk, figura importante para visibilizar este deporte, pero pudo tomarse una foto con él y recibir sus felicitaciones. No ganó la competencia, pero sí el corazon de todos. Y es que los sueños están hechos para cumplirse tarde o temprano, y las caídas para levantarse cueste lo que cueste: ¿qué mejor lección de vida podríamos tener?