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Después de 67 años, la justicia norteamericana volverá a aplicar la pena de muerte a una mujer.
En 2004, Lisa Montgomery fue condenada por la justicia federal norteamericana por asesinar a Bobby Jo Stinnett mientras estaba embarazada de ocho meses. Las autoridades determinaron que Montgomery estranguló a su víctima, luego le cercenó el vientre y secuestró a la recién nacida.
El Gobierno Federal de Estados Unidos anunció que el próximo 8 de diciembre tiene previsto ejecutar a la convicta mediante una inyección letal, esta pena no se había aplicado a una mujer desde 1953.
La abogada de Montgomery, Kelley Henry, argumentó que su patrocinada tuvo daños cerebrales ocasionados por golpes recibidos cuando era niña. Además, señaló que la sentenciada padece cuadros de psicosis y otros trastornos mentales.
“En las garras de su enfermedad mental, Lisa cometió un crimen terrible. Sin embargo, inmediatamente expresó un profundo remordimiento y estaba dispuesta a declararse culpable a cambio de una cadena perpetua sin posibilidad de liberación”, sostuvo la abogada mediante un comunicado.
Según la letrada, Montgomery ha aceptado toda la responsabilidad del crimen. “Pero su grave enfermedad mental y los efectos devastadores de su trauma infantil hacen que ejecutarla sea una profunda injusticia”, dijo.
Desde hace 17 años que la justicia federal Estados Unidos no aplicaba penas de muerte, no obstante, en lo que va de 2020 han ordenado siete ejecuciones. Esto supera por mucho las estadísticas, ya que desde 1960 solo cuatro convictos fueron ajusticiados.
El fiscal general William Barr informó que además de Montgomery, Brandon Bernard también será sometido a la pena máxima el 10 de diciembre. La autoridad calificó ambos crímenes como “asesinatos especialmente atroces”.
